12-02-2006
Cuando ellos se separaron las luces se apagaron detrás.
Después de una noche sin dormir llegó a su habitación y miró por la ventana. Al principio no vio nada, pero al bajar la vista se dio cuenta de qué forma podían unirse tan fielmente dos personas que, quizás, ni siquiera se conocían realmente.
Un beso unido a una conversación un tanto estúpida puede hacer que desees por encima de todo estar a su lado, para que vuelva a pedirte otro beso, como el primero pero aún más imposible.
Al despedirse la besó en la mano, se separaron y siguieron su camino. Hasta mañana quizá, o tal vez hasta nunca recordándole en mis pensamientos para siempre.
Cuando no puedes dormir es como si todo se hiciese más intenso. La noche te contagia de su melancolía y te obliga a mirar al ombligo del mundo buscando entre tus propios intentos. Al ver las luces piensas en personas con ventanas abiertas que esperarían toda la noche hasta ver pasar un reflejo que escribiese su nombre. Luces, miras y ves luces. Reflejos de historias inexistentes, increíbles o simplemente de amor. Es como comprender a alguien que habla un idioma que tú no conoces y, sin palabras, enamorarte, como te enamoras de la noche cuando ella ni siquiera sabe que sigues despierto.
Después de una noche sin dormir llegó a su habitación y miró por la ventana. Al principio no vio nada, pero al bajar la vista se dio cuenta de qué forma podían unirse tan fielmente dos personas que, quizás, ni siquiera se conocían realmente.
Un beso unido a una conversación un tanto estúpida puede hacer que desees por encima de todo estar a su lado, para que vuelva a pedirte otro beso, como el primero pero aún más imposible.
Al despedirse la besó en la mano, se separaron y siguieron su camino. Hasta mañana quizá, o tal vez hasta nunca recordándole en mis pensamientos para siempre.
Cuando no puedes dormir es como si todo se hiciese más intenso. La noche te contagia de su melancolía y te obliga a mirar al ombligo del mundo buscando entre tus propios intentos. Al ver las luces piensas en personas con ventanas abiertas que esperarían toda la noche hasta ver pasar un reflejo que escribiese su nombre. Luces, miras y ves luces. Reflejos de historias inexistentes, increíbles o simplemente de amor. Es como comprender a alguien que habla un idioma que tú no conoces y, sin palabras, enamorarte, como te enamoras de la noche cuando ella ni siquiera sabe que sigues despierto.