Clarissa Dalloway

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viernes, agosto 22, 2014

Queso

Estaba preparando carbonara. Había caramelizado la cebolla, añadido el bacon hasta dejarlo seco y crujiente, los champiñones y, tras veinte minutos a fuerza de fuego, había sacado de ellos su tono más natural. Ese color ocre, rojizo, que cruje en los ojos nada más verlo. Añadió la nata, sal, pimienta en exceso y dejó hervir. Mientras, sobre la mesa, dos puñados de parmesano con rostro de nube esperaban a que ella, tras apartar la mezcla, los añadiera para conseguir un espesor delicado. Sin embargo, no pude contenerme y me adelanté a probar un pellizco. En mis dedos el tacto era casi imperceptible. Parecía que no sostenían nada. Fueron cayendo virutas en el suelo de camino a mi boca. El tiempo pasaba tan despacio... el humo de la olla, las gotas de vapor en la pared, el parmesano caía como caen las plumas de los campanarios de las catedrales. Al rozar mi lengua lo noté dulce, suave transformación salada paseando entre ácidos y amargos. Entonces supo que no era solamente comer, no, con ella no. Algo había hecho encajar los ingredientes y despertar los sentidos.

domingo, agosto 10, 2014

Cerca

Acababa de ver una perséida. Apenas caía ninguna pero yo seguía allí. De niña me esforzaba por mantener los ojos abiertos repitiéndome: "ahora caerá!". Pero al final el cansancio me podía, se me nublaban los ojos y asumía que ya no podría verlas aunque pasasen a cámara lenta. He visto estrellas fugaces hasta sin querer, he viajado, he conocido a tantas personas que no sé si viven o ya han muerto, he podido usar todo aquello que por observar he aprendido, he amado como se quieren las orugas y las rosas, he pensado, soñado, llorado. A veces, de reír he llegado a pensar que dejaría de respirar. He podido escuchar a las ranas aun sin verlas y, mirando, he llegado a encontrar sapos que me acompañaban a casa. He sentido su piel resbaladiza y rugosa. He tenido miedo y paz. Me he abstraído de la realidad hasta perderme conversaciones enteras por leer las pisadas en la hierba y la hierba en los pies, por el agua y los peces rodeándome con su movimiento ondulante, rápido y fuerte. He hecho sonreír a tantos... he hecho llorar tantas veces... A veces imagino que mi cuerpo yaciente ya no respira, y pienso en todo. En la acidez de las moras al pasar por la garganta cuando no puedo aguantar más el picor, en el amor que hace que uno erice la piel, en el latir que no deja pronunciar palabra... podría morir hoy mismo, ¡he visto tantas cosas!  Pero entonces estás tú. Que te ríes de soslayo y tus ojos me miran brillantes. Que te sorprendes con los lugares nuevos, que te da miedo de todo sola y de nada conmigo, que cada vez que haces algo que te gusta parece la primera vez. Que me haces trampa y me cambias las preocupaciones por chocolate. ¡Que estás tan loca que me fascinas! Que me sorprendes cada vez que ríes y cada vez que lloras. Que eres tan pequeña que cabes dentro de mí y ¡además dices que estás a gusto! Que me haces desear que el tiempo no pase aunque estés lejos y sólo pueda pensarte. Porque tenerte lejos a ti es mejor que tener cerca a cualquiera.