Clarissa Dalloway

Mi foto
Nombre:

martes, octubre 29, 2013

Deviniendo


Hay personas que se llaman, se reclaman, se necesitan. Se extrañan.

Supongo que cuando seamos viejos habremos olvidado esos restos de amor adheridos a nuestra piel, pero por ahora siguen ahí, impasibles, acumulándose mientras producen olores dulces.

Por momentos quisiera arrancar recuerdos pero se me escapan las ganas y temo su pérdida junto al devenir del tiempo. Tu culpa, la mía... qué más da. Un hormigueo me recorre haciéndome notar que sigo aquí, viviendo, y me descubro repitiendo cuánto me gusta hallarme en las huellas que el mar aún no ha podido borrar. Juegan con el tiempo, contigo y conmigo, con todos, y logran andar sobre la arena debajo de tus pies mientras yo miro tus manos.

Hay cosas que no aceptan un nunca como hay canciones que sólo se oyen en ti.

Las ganas de comerte me devoran volviéndome a dejar hambrienta de recuerdos, de pieles, de huellas, de ti.

Ven pronto, te lo suplico y quiéreme como si no hubiera recuerdos, ni pieles, ni huellas... ni tú. Como si nadie estuviese pero nos sintiésemos llenas.

Volver



Tantos sentimientos que mi escritura se desgasta y se hace ilegible, incomprensible incluso para mí tras dibujarla. Porque yo no escribo, pinto e invento letras que al pausar mi lápiz se giran y retuercen como si no fuese yo quien las hubiese escrito. Y me desafían altaneras a causa de mi deseo por plasmarlas y poseerlas.
Se contraen y enredan como ramas rápidas que me suplican paz y trepan hacia mi conciencia. Y brotan sueños que desencadenan flores que ocupan mi cuerpo por completo, que casi no me dejan respirar culpándome por mis ganas de sentir y de ser. Castigándome por mis ganas de tenerte.
Y entonces, como quien sale del agua, vuelvo a releerlas, comprendiendo que son mías por mucho que se deformen, y entiendo cada frase como si las estuviese pensando hoy mismo, como si el viento me hubiese llevado al mismo exacto lugar.