Mi foto
Nombre:

viernes, agosto 22, 2014

Queso

Estaba preparando carbonara. Había caramelizado la cebolla, añadido el bacon hasta dejarlo seco y crujiente, los champiñones y, tras veinte minutos a fuerza de fuego, había sacado de ellos su tono más natural. Ese color ocre, rojizo, que cruje en los ojos nada más verlo. Añadió la nata, sal, pimienta en exceso y dejó hervir. Mientras, sobre la mesa, dos puñados de parmesano con rostro de nube esperaban a que ella, tras apartar la mezcla, los añadiera para conseguir un espesor delicado. Sin embargo, no pude contenerme y me adelanté a probar un pellizco. En mis dedos el tacto era casi imperceptible. Parecía que no sostenían nada. Fueron cayendo virutas en el suelo de camino a mi boca. El tiempo pasaba tan despacio... el humo de la olla, las gotas de vapor en la pared, el parmesano caía como caen las plumas de los campanarios de las catedrales. Al rozar mi lengua lo noté dulce, suave transformación salada paseando entre ácidos y amargos. Entonces supo que no era solamente comer, no, con ella no. Algo había hecho encajar los ingredientes y despertar los sentidos.